lunes, 30 de junio de 2008

Yo tenía una salud de hierro, nunca tuve problemas de ningún tipo, ni era histérica o depresiva... de hecho me gustaba mucho mi forma de ser... Hasta que llegó él. Creo que fui bastante estúpida, pues ni siquiera estaba enamorada, ni me atraía especialmente... y además era ex-novio de una amiga mía... Lo tenía todo en contra, pero por aquel entonces yo me creía en posesión de la verdad del universo. Nunca juzgué a los demás, pero sí creía saberlo todo, creía estar jugando a algo que podía controlar, creía ser fuerte, creía que eso no me psaría a mí. A mí no, ni eso, ni nada. Creía que era invencible.

- Por favor, ven
- ...
- Estoy enferma...
- Y yo ocupado. Además... cómo sé que no es uno de tus dramas? ... aay, si supiera la gente cuánto he tenido que cuidarte por tus hipocondrías.
- Amor, estoy en el hospital, me desmayé por la calle... y me trajeron aquí.
- Es verdad? Me lo juras por la poca decencia que tienes?
-...
- Dilo... Dilo, o no voy.
- Te... te lo juro, te lo juro por la poca decencia que tengo.
- Vale, nena. Ves? Si no fueras tan histérica y tan mentirosa yo no tendría que hacer estas cosas... lo sabes, verdad?
- Sí...
- Vale, ya voy, dónde estás exactamente?
(...)

Después de 5 horas, aún no había venido, me habían dado unos calmantes muy fuertes porque me dio una crisis nerviosa cuando vino la psicóloga, y por furtuna no tuve que estar mirando el reloj minuto tras minuto durante los 300 que habían pasado. Le volví a llamar.

- Amor, dónde estás?
- Aquí al lado, fui, pero no estabas.

Si me hubiera dicho que estaba dormida, le habría creido, pero esa mentira era demasiado absurda, yo no me había movido!

- No, amor, yo no he ido a ninguna parte, y me ha dicho la enfermera que no ha venido nadie. No te habrás equivocado de habitación?
- No. Qué te crees, que soy tan torpe cómo tú?
- No, no mi vida, no quería decir eso...
- Tú qué sabrás? Mira no he ido, no me venía bien. Punto. No puedes venir intentando que descoloque mi vida por ti.
- Lo siento... tenías algo importante?
- Sí, había quedado con Ana, a las 8 ( eran las 6, yo le llevaba esperando desde la una)
- Pero te habría dado tiempo a venir...
- Ya claro, y llegar donde ella hecho un cerdo, o tarde. No pienso hacer esperar a Ana por una de tus gilipolleces.
- Ven... ven por favor, te necesito...
- Venga, no puedes llamar a otra persona? Te he dicho que estoy ocupado.
- Amor, por favor... yo te he elegido a ti, eres mi pareja, te necesito a ti.
- Me agobias, me agobia tanta debilidad.
- Por favor, mi vida, te lo ruego, estoy muy nerviosa... ven conmigo, por favor!
- Que he quedado, qué parte no entiendes? Tú estás bien, no? Te dio el desmayo ese, pero puedes tranquilizarte, seguro que es una cosa de tus nervios, que están destrozados de tanta histeria. Pero no es nada más que eso. Yo te quiero, pero sabes que lo tuyo no es nada importante, y yo tengo un compromiso, lo entiendes, verdad?
- Pero...
- Mi amor, yo siempre cuido de ti. Soy el único que puede aguantarte, con todas tus enfermedades y debilidades. Además, yo no te lo pedí. Me elegiste, como tú dices. Y ya sabías que tenía otros compromisos.
- Eso lo sé, mi vida... pero es que estoy muy nerviosa. Estoy en el hospital...
- Deja de lloriquear, yo siempre te he cuidado, soy tu tabla de salvación, recuerdas? Mira, ya estoy listo, así que si quieres puedo quedarme hablando contigo, puedo quedarme aquí contigo una vez más, tenemos casi una hora hasta que tenga que irme. Quieres?
- Sí, sí, sí!! Quédate conmigo, por favor!
- Vale, pero sólo ese rato, eh, después no empieces otra vez.
- No te preocupes, mi amor. Gracias! Gracias, gracias, mi vida, muchas gracias...

Y otra vez. Una vez más, la niña, la muñeca manipulable que algún día creyó que era invencible, volvió a conformarse con migajas. Con menos, mucho menos, de lo que merecería cualquier mujer.

PD: Muchas gracias por el premio, ForgivenPrincess. Haré el post, prometido ;)

miércoles, 25 de junio de 2008

- Hola mi amor!

Me mira como si fuera la mujer más cruel del universo, me mira como si fuera la mujer más despreciable del universo. Me mira con odio.

- Hola Perra.

Mierda... No, no, no, no..., no, por favor...

- He hecho algo mal, mi vida?

(Silencio)

Pasan 10, 15, 20, 30 minutos... en silencio, ni me mira, me ignora... no puedo moverme, no puedo pensar... no puedo dejar de temblar, no sé qué ha pasado, pero sé que me queda muy poco tiempo antes de que se le acabe la paciencia. Aaaaaaaaah, cómo puedo ser tan estúpida! Tengo que haber olvidado algo, tengo que haber hecho algo mal...

Sí, seguro, seguro que he hecho algo mal... seguro, pero qué? he llegado pronto, me levanté a las 5, cociné lo que le gusta, le hice la felación que me ordenó antes de irme al trabajo. Y cuando estaba vestida y arreglada, me obligó a volver a la cama, eyaculó encima de mi ropa limpia... y no dije nada, no podía llegar tarde otra vez... ni siquiera repliqué, no tenía fuerzas para hacerlo... me quedé callada y asustada... y eso le dejó satisfecho... he salido del trabajo lo antes posible... no lo entiendo. Qué he hecho mal ahora?...
... no lo sé... no lo recuerdo, no puedo recordarlo...
no puedo recordar qué...
MIERDA!!! Ya lo...

- Ves, mi princesa? Así todo es más fácil. Por qué me obligas a ser correctivo contigo? Yo te amo... eres una reina, eres preciosa y nadie lo hace mejor que tú.-
Lo dice mientras me acaricia el pelo, la cabeza, el cuello... es tan dulce cuando quiere...
- Aaaaaay, si siempre te portarás así de bien. No sé cómo lo haces, pero siempre consigues que me enerve..., por qué lo haces? Bueno... da igual, ya no importa, princesa, sigue con eso... te he esperado para que comamos juntos, sabes? y he alquilado una peli, espero que no te duermas...

Tiene razón, qué fácil hubiera sido... qué susto tan tonto, si tan sólo me hubiera acordado desde el principio...

- Tienes razón, mi amor, lo sient...
-Ssssshhhh, no hables, y sigue...
Entonces sonrío y sigo como él me ordena. Me acarica y dejo de temblar. Él sonríe; y como la estúpida que soy, me siento una mujer torpe pero afortunada, mientras le practico al amor de mi vida la tercera mamada del día, nada más llegar del trabajo, como me ordenó.


Bonjour

Hola.Me llamo María, María Andrade. O al menos eso seré para vosotros. Me llamo María, y soy una mujer maltratada. Y hay que confesarlo como quien confiesa una adicción, una psicopatía, algo que es enfermedad voluntaria. Algo que da tanta vergüenza como el peor de los delitos. Si no por qué me costaría tanto decir la siguiente frase: Me llamo María, soy una mujer maltratada, y os voy a contar mi historia. Antes tenía talento para escribir, y para algunas cosas más, hoy no creo que tenga talento para nada. Lo que sí creo tener es derecho a olvidar, derecho a compartir, derecho a hablar y a callar cuando a mí me de la gana, y derecho a curarme, derecho a no encogerme de miedo cuando un amigo venga darme un abrazo, derecho a no tener reacciones, pensamiento y sensaciones humillantes cada día. Mi realidad es difusa, no hablo del presente, pero tampoco de algo que se ha terminado de ir, no hablo de quien ha intentado curarme, ni de alguien concreto que hizo que yo necesitara cura. Fantasía, miedo, imaginación retorcida y traumatizada, se mezclan con realidad, delirio, sueño y verdad en esta ventanita negra que le abro a mi sufrimiento. Sólo necesito contarlo, hablaro, relatar los detalles más escabrosos de todo esto, porque quiero expiarlo, como si de culpa mía se tratara. El intentar enterrar y seguir no vale, no funciona, así que voy a sacarlo todo. Puede que consideres de mal gusto que sea tan explícita, tan gráfica; puede que me juzgues y me condenes como tanto se sabe hacer... pero sabes qué? Que me da igual... ya estoy preparada para todo. Sólo permito que me juzgue quien haya sentido la desolación, el miedo, la humillación y la anulación que forman parte de mí. Y prefiero que media red me condene por estúpida y sumisa, a seguir guardando todo esto dentro. A seguir dejando que alguien me convenza de que a lo único que tengo yo derecho es a callar.